Diversidad corporal
Es necesario evidenciar que estas
normatividades genéricas y sexuales son vivenciadas por las personas de un modo
encarnado y, por lo tanto, la corporalidad debe ser el punto de partida y una
categoría analítica central. De este modo, la intersexualidad tiene que ver
específicamente con la diversidad de los cuerpos sexuados.
El cuerpo y la sexualidad, desde el
punto de vista de las experiencias, producen subjetividad, formas particulares
de vincularse con el mundo y con los/as otros/as, y conocimiento.
Al hablar de diversidad corporal, se
intenta explicitar y desnaturalizar las normas sociales que instauran y
reproducen cuáles son los cuerpos normativos, deseables, válidos y legítimos.
Los cuerpos que se distancian de este
paradigma son marcados por una diferenciación social que, apelando a un
discurso que construye a la biología como neutra y definitoria y a la
naturaleza como persistente e inmutable, constituye la base de la
discriminación.
Estos cuerpos son los
“estigmatizados”, ya que son poseedores de un signo o atributo caracterizado
como negativo y generador de una identidad social subordinada.
Por tanto, el estigma no es sólo un
rasgo corporal o el generador de un rol social, sino que constituye un marcador
identitario, un atributo dominante al que se someten todos los demás roles
sociales.
Con el espíritu de cuestionar e
historizar estos modelos hegemónicos que regulan el género, la sexualidad y la
corporalidad, es fructífero pensar al cuerpo como construido socialmente, en
tanto está atravesado por relaciones de dominación, categorías de percepción y
sistemas sociales de clasificación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario